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lunes, marzo 16, 2009

La Democracia no se fortalece sólo con elecciones



LA DEMOCRACIA NO SE FORTALECE SÓLO CON ELECCIONES
(Ideas para un proyecto de “Ley de Ofertas Electorales”)

Un buen ejemplo de este título es el caso del Presidente de Venezuela Hugo Chávez Frías y sus 15 elecciones en 10 años de gobierno, lo que arroja un promedio alarmante del énfasis y la dedicación que este funcionario público le otorga al tema consultivo populista, cuya lectura no puede ser otra: no tiene, no ha tenido ni tendrá voluntad de aplicar Políticas Públicas sensatas para el bien común, sino Políticas Electorales efectistas para mantenerse en el poder; lo que por otro lado supone el gasto de ingentes (irracionalmente gigantescas) cantidades de dinero en propagandas de radio, televisión, prensa, vallas, afiches, pendones, movilizaciones, tarimas, sonido, seguridad, uso de funcionarios públicos, instalaciones gubernamentales, vehículos oficiales, cadenas mediáticas, intimidación y manipulación obscenas, decenas de millones de franelas rojas, camisas rojas, gorras rojas, boinas rojas, chalecos rojos, brazaletes rojos, pañuelos rojos, chapas rojas, muñecos rojos, máscaras rojas (importaciones de China que han hecho millonarios a muchos oficialistas y agencias de publicidad), amén del costo del proceso mismo (¡300 millones de Dólares c/u!), entre otras grotescas realidades que se repiten cada 6 meses en promedio; lo que nos permite afirmar con propiedad que “la Democracia no se fortalece sólo con elecciones” e incluso pueden éstas hasta desvirtuarla, porque se convierten en un fin en sí mismas, si estas no van acompañadas por lo menos de las siguientes condiciones (Ideas para un proyecto de “Ley de Ofertas Electorales”):

1) Reglas claras y firmemente controladas de la actuación del gobierno frente a las campañas electorales, para que no abusen de su posición en cuanto al uso de recursos públicos y la intimidación institucional a favor de una parcialidad política. Para esto es clave la división, la eficiencia y la autonomía de los Poderes Públicos.
2) Libertad, respeto e igualdad de condiciones para los que se oponen a la tesis o posición gubernamental.
3) Obligar a los actores políticos a registrar legalmente sus propuestas (Oferta Electoral) ante “Notarios Públicos” con claros y medibles objetivos, planes, proyectos, plazos, origen de los fondos, contingencias, personal profesional previsto para planificar y ejecutar acciones, etc. Esto promovería un voto consciente y permitiría evitar la demagogia por cuanto le abriría a los ciudadanos la posibilidad de demandar judicialmente por incumplimiento de su promesa política a los funcionarios públicos elegidos. Esto se puede hacer efectivo creando una “Ley de Ofertas Electorales” que estipule los mecanismos punitivos.
4) Debe cambiar la percepción ciudadana de que los funcionarios públicos elegidos por votación popular (Presidente, Gobernadores, Alcaldes, Diputados, Concejales, Juntas Parroquiales, etc.) son jefes de la población, toda vez que por el contrario son empleados de los ciudadanos, contratados para una labor temporal y si no funcionan deben ser sustituidos y sometidos a la ley si fuese necesario.

Para ilustrar que no existe relación directa entre más elecciones y más calidad de vida exponemos estas percepciones ciudadanas: Venezuela ha tenido 15 procesos eleccionarios y la delincuencia ha aumentado su participación en la sociedad en esta década; tenemos más casos de corrupción que en el año 1999; es más lento e ineficiente el sistema judicial; se violan más los DDHH; es más grande la deuda interna y externa, en resumen tenemos más problemas que a finales de los años 90; teniendo más presupuesto que todos sus antecesores juntos (¡800 mil millones de Dólares!), resaltando sí las pocas reducciones que se le pueden adjudicar a esta gestión: somos menos prósperos, menos independientes del petróleo, menos industrializados, menos tolerantes, menos inclusivos, menos armoniosos y menos hospitalarios que hace un decenio años atrás; resaltando los 125 mil ciudadanos menos que restó el hampa durante esta feria de elecciones. ¡Qué lástima!

Qué creen ustedes que pasará en las próximas elecciones que tendrán lugar en Venezuela, ya consumado el acto delictivo (inconstitucional, arbitrario, ventajista, irrespetuoso y fuera de todo orden de prioridades) de la “Enmienda” que permite ahora la reelección perpetua del Presidente de la República, cuando éste a su vez es presidente vitalicio de un partido político (PSUV), nombra al presidente de la principal industria generadora de ingresos de Venezuela (PDVSA) de la cual dispone como su caja chica personal de propaganda nacional e internacional, designa a través de terceros (Diputados del PSUV) al Consejo Nacional Electoral, es Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas que custodian el proceso de votación, manipula a los Magistrados de la Sala Electoral de la Corte Suprema de Justicia, entre otros detalles distorsionantes. ¡Qué lástima de nuevo!

Este militar insurgente y confeso guerrillero en cadena televisiva nacional (esto se llama traición a la patria) nunca creyó en las elecciones y en el sistema democrático, hasta el punto que estuvo más de una década conspirando dentro de las Fuerzas Armadas (en donde repetimos era una miembro activo a la vez que era ideológicamente afecto al movimiento guerrillero según su propio testimonio) hasta que finalmente comandó un intento de Golpe de Estado en febrero 92 y promovió otro meses después desde la cárcel (Noviembre), cuando lo que procedía en un espíritu democrático era pedir la baja y entrar a la arena política por la vía pacífica. Incluso, luego del histórico error de “Indultarlo” por parte del Presidente Rafael Caldera, su orientación nunca fue medirse en las urnas, paso que tomó sólo luego que políticos de izquierda de la época lo convencieron; el proseguía con la tesis de hacer dimitir al gobierno para colocarse él como presidente de facto por una supuesta aclamación. Ahora pretende hacer elecciones dos veces al año y el que lo adversa constitucionalmente en ese terreno democrático lo tilda de “golpista, violento y traidor” (Epítetos que sólo le corresponden perfectamente a él): ¡Qué ironía y qué demencia!

OBSERVATORIO DE LA DEMOCRACIA
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